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Morir de ilusión

Morir de ilusión

No sólo se vive de ilusiones, también se muere por ellas, más aun cuando  éstas son fruto de ese sentimiento químico irracional al que quizá equivocadamente llamamos amor. Fábulas que nos inventamos para estimular la realidad haciendo que los defectos sean esenciales para la armonía del universo se convierten tarde o temprano en el peor de los tormentos.
Un día aparece ante mi una mujer, que por extraños designios se convierte en objeto de mis más abstractas fabulaciones. Apenas diez metros separan nuestras miradas, que por una inercia extraña se repiten durante más de diez horas todos los días laborables. Desde la distancia y con el hechizo de su mirada, idealizo la mujer que quiero ver, sumergiéndome en la profundidad de la caverna de las sombras chinescas. El mito se convierte en mi razón de vivir día tras día ... cada uno de sus gestos y cada uno de sus rasgos lo encuentro, aunque sea fugazmente, en alguna de las mujeres que han compartido mi vida, hasta que se desdibuja ante mi el espectro de todas ellas en una.
 Por fin, por un instante la realidad se asoma tímidamente, desvelándose menos perfecta, menos atrayente, o quizá simplemente diferente.  Entonces, cuando descubro que vivo en la caverna y platón me susurra que miré hacia la luz, que huya de mi fábula sin sentido; deslizado primero por la casualidad, veo que aunque diferente y sin tanta fantasía, tiene un atractivo sugerente de perversión sutilmente camuflado de inocencia. Empecinado en mirar directamente a la luz, me ciego en razonamientos sin sentido buscando palabras que no existen para describir lo que no logro ver. La retórica se convierte en la ciencia de la confusión y comprendo que muere el mito ante mí y yo también muero.

( en memoria de una ilusión; escrito el sábado 4 de febrero de 2006)

1 comentario

Mary Jose -

He visto tu comentario a mi idea acerca de las mariposas en el estómago, y tambien e he dado una vuelta aqui por "tus ideas"... un saludo,te lees muy interesante